
Las víctimas de bullying rara vez acuden a sus papás o maestros porque piensan: "Cómo voy a decir que me da miedo defenderme de alguien de mi misma estatura o edad". Además, la primera respuesta de los adultos suele ser: "Aprende a defenderte" o "júntate con otros"; por lo que los niños perciben un doble fracaso: "No me sé defender y defraudé a mis papás." En consecuencia, se encierran en el silencio y se merma su autoconcepto
Cuando el niño comienza a sentirse enfermo, con ascos, náuseas y dolor de estómago. Tiene moretones inexplicables. Se le da dinero para el desayuno, pero llega con muchísima hambre y presenta problemas de inquietud y bajo rendimiento escolar". El especialista agrega: "Incluso algunos infantes son erróneamente diagnosticados con Déficit de Atención e Hiperactividad, pero lo que realmente tienen es una tremenda ansiedad. No pueden poner atención, pues tienen que defenderse constantemente".
La ayuda debe ir encaminada tanto al refuerzo de la autoestima, como a fortalecer su capacidad de adaptación en medio de situaciones adversas. Además del desarrollo de estrategias concretas que le ayuden a desengancharse emocionalmente; a ver la realidad en su justa dimensión.
Aunque la atención a los que padecen este fenómeno es vital, el terapeuta va más allá: "No basta resolver el problema de las víctimas, sin atacar al de los niños que acosan; pues siempre encontrarán a otro a quien molestar. Ellos necesitan ayuda, pues la mayoría han padecido un dolor emocional que no tienen capacidad de integrar, y por ello motivo usan esta conducta como una forma de control".
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