En ambos casos (alumno-víctima o alumno-agresor) la escuela ha de trabajar conjuntamente con los padres para abordar el conflicto suscitado, buscando respuestas adecuadas que ayuden a restablecer unas relaciones satisfactorias. Por eso te proponemos que:
- Acudas a la escuela en cuanto tengas indicios, o simplemente sospechas, de que tu hijo está cometiendo actuaciones de maltrato o que está participando conjuntamente en agresiones a otros compañeros.
- Intenta hablar con tu hijo e indaga sobre los indicios que observas. Explícale que vas a acudir al centro escolar y que tu intención es buscar una colaboración con la escuela para intervenir en el cese del maltrato.
- Ponte en contacto con el tutor o, en su caso, con la jefatura de estudios, la dirección o el departamento de orientación del centro e infórmales de tus inquietudes.
- Confía en que la escuela abordará el problema, tanto de manera individual como con el grupo clase que lo está presenciando.
- Solicita ser informado de los pasos que se están dando y, a su vez, informa de cualquier mejora en la conducta, así como de posibles nuevas agresiones.
- Mantén reuniones periódicas con el colegio para acordar actuaciones conjuntas y revisarlas.
En caso de que tu hijo sea víctima, si observas que aumenta su miedo, o que se produce un rebrote de las agresiones o que éstas no cesan a pesar de la intervención escolar, comunícalo al centro y, dependiendo del nivel de riesgo, indícales tu intención de denunciarlo en otras instancias. - Si tu contacto con la escuela no ha sido todo lo satisfactorio que esperabas, hazle saber y exige que se aborde el problema con toda prontitud. En caso de no considerar adecuada la intervención escolar, ponte en contacto con la Asociación de Madres y Padres o con el Servicio de Inspección educativa y solicita ayuda.
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